domingo, 11 de septiembre de 2011

Cosas de la vida








Nuestras células se comunican, “hablan” entre sí, con ondas, señales eléctricas, químicas… y nanotubos






El cuerpo humano posee más de 50 billones células que “conversan” día y noche. Nuestro organismo se las ha ingeniado para que exista una fluida interacción entre sus células, creando unas redes de comunicación sorprendentes. Lo cierto es que no podríamos vivir sin ese inmenso intercambio de información. Las células del páncreas, por ejemplo, segregan insulina y, con ello, ordenan a las células musculares que capten el azúcar de la sangre y produzcan energía. Las del sistema inmunitario, por su parte, envían instrucciones a sus ejércitos celulares para protegernos contra enfermedades, identificando y matando células patógenas. Y las neuronas, un tipo de células del sistema nervioso, emiten mensajes de una zona a otra del cerebro para que éste ejecute las maravillas que es capaz de hacer. Cuando fallan las comunicaciones, las consecuencias son devastadoras, pudiendo producirse desde defectos genéticos a enfermedades autoinmunes y cáncer.










Si hace años le hubiéramos preguntado a un neurocientífico cómo se comunican las neuronas del cerebro nos habría respondido que mediante señales eléctricas denominadas impulsos nerviosos. De esta manera pueden comunicarse con precisión, rapidez y a larga distancia con otras células. Un impulso eléctrico viaja a lo largo de la neurona, y cuando llega a su final libera señales químicas (neurotransmisores) para comunicarse con la siguiente neurona. Esta neurona procesa parte de la información y la transforma; esa información pasa a la siguiente neurona mediante ciertas conexiones. Es un proceso de información que se produce en un sistema muy complejo de redes neuronales.

En los últimos tiempos la revolución ha sido descubrir la existencia de ondas cerebrales, generadas por la actividad eléctrica de nuestras neuronas, como una nueva manera de de comunicar a distancia diferentes áreas del cerebro entre sí. Su estudio es uno de los campos más activos de la neurociencia.








Las ondas cerebrales son oscilaciones de actividad eléctrica generadas por la sincronización de muchas neuronas. Existen ondas de distintas frecuencias y amplitudes que viajan de un lado a otro de nuestro cerebro. Se sabe qué ondas aparecen durante el sueño y qué ondas emergen durante distintas tareas cognitivas mientras estamos despiertos. Y los neurocientíficos están empezando a comprender las propiedades que rigen el comportamiento de estas ondas.




Por otra parte, científicos del Departamento de Biomedicina de la Universidad de Bergen, en Noruega, han descubierto una forma más de comunicación intercelular. Parece ser que muchos tipos de células disponen de una especie de “cables telefónicos ultrafinos” que les permiten “hablar” unas con otras a distancia. Esas células pueden comunicarse entre sí intercambiando señales bioeléctricas a través de nanotubos, que son estructuras tubulares de un diámetro extremadamente pequeño, del orden de un nanómetro (un cabello humano suele tener un espesor de unos 100.000 nanómetros, y el virus de la gripe tiene un diámetro de 100 nanómetros).

Según los artífices del hallazgo, la comunicación a través de nanotubos podría ayudar a comprender mejor una serie de procesos celulares complejos, como la migración celular coordinada observada en los embriones en desarrollo.

Fotos : Xiang Wang /Hans-Hermann Verdes

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